Impacto de la nueva NIF D-5 Arrendamientos
El arrendamiento es una actividad importante para muchas entidades, ya que es un medio para acceder a activos, para obtener financiamiento y para reducir la exposición de una entidad a los riesgos de propiedad de los activos.
Recientemente fue publicada la nueva Norma de Información Financiera (NIF) D-5 “Arrendamientos”, la cual viene a sustituir el Boletín D-5 vigente hasta el 31 de diciembre de 2018. Dicha NIF establece un nuevo criterio de reconocimiento de operaciones de arrendamiento en la información financiera de los arrendatarios, quiénes bajo lo establecido en el Boletín D-5, debían identificar si dichas operaciones correspondían a transacciones capitalizables u operativas, a fin de determinar si debían reconocer un activo o impactar directamente los resultados del ejercicio conforme se devengaban los costos de arrendamiento.
El principio básico de la nueva NIF D-5 es que el arrendatario debe reconocer un activo por derecho de uso de un activo subyacente y un pasivo por arrendamiento por la obligación de efectuar los pagos por arrendamiento, a menos que el arrendamiento sea a corto plazo o el activo subyacente sea de bajo valor, lo cual implica un impacto importante para quienes llevan a cabo ese tipo de operaciones. El Boletín D-5 establecía que independientemente del reconocimiento que el arrendatario hiciera en su información financiera, debía revelar en las notas a los Estados Financieros el monto de arrendamientos devengados durante el ejercicio, así como el monto de arrendamientos pendientes de pago hasta durante los siguientes 5 años posteriores a la fecha del Estado de Posición Financiera.
Para el arrendador, la NIF D-5 establece que éste debe clasificar cada uno de sus contratos como operativos o financieros, dependiendo si existe una transferencia de sustancialmente todos los riesgos y beneficios inherentes a la propiedad de un activo subyacente, lo que desde un punto de vista más simple, se traduce en reconocer una cuenta por cobrar por el contrato, o bien, mantener como parte de sus activos el bien arrendado.
Como observamos, la nueva norma implica aspectos que pueden originar cambios importantes para el arrendatario, como el apalancamiento que puede variar de forma adversa. Por lo anterior, consideramos de vital importancia que los responsables de la información financiera evalúen con debida oportunidad el impacto que tendrá esta nueva norma, la cual entra en vigor a partir del 1° de enero de 2019.